La Comunidad
Once monjas Agustinas Recoletas. Once corazones unidos en uno solo, dedicado a Dios.
España, India y Guatemala nos vieron nacer y nuestras vocaciones nos reunieron hace décadas en Madrid, en nuestro querido Real Monasterio de Santa Isabel, Para cumplir una misión en el mundo: Amar a Dios.
Nuestro fundador, San Alonso de Orozco, creó en la Nochebuena de 1589 nuestra primera casa. Desde aquel primer convento, en la calle del Príncipe, hasta el que habitamos a día de hoy, nuestra máxima ha sido permanecer unidas en nuestra vocación, procurando el bien de la Iglesia y de todos los hombres, amando la Verdad, siguiendo la senda de San Agustín de Hipona.
Somos esposas de Cristo. Vivimos en clausura, recogidas, siguiendo con amor una regla de vida a favor del crecimiento espiritual, individual y colectivo.
Encontramos la plenitud de nuestro ser en la oración, la liturgia y la Eucaristía, y es un alto honor para nosotras acudir ante el trono de Dios para entonar salmos e himnos en comunión con Él, con las hermanas y con todos los hombres.
Al igual que los apóstoles, nuestro trabajo nos permite vivir del fruto de nuestras propias manos. La oración le da sentido y valor, como ofrenda a Dios y al prójimo y el trabajo, a su vez, nos ayuda a la oración, evitando la ociosidad, enemiga del alma. Nuestro obrador lleva generaciones creando dulces para los entornos más cercanos, utilizando las recetas que cada monja ha aportado a nuestro recetario a lo largo de los siglos. Y, es ahora, cuando nos hemos decidido a darlos a conocer al mundo, volcando todo el cariño y el detalle en su elaboración, contando con la calidad suprema de sus ingredientes naturales y la confianza de nuestros clientes. Caritas et Qualitas.